Ella había cometido un crimen así mi.
Entre lentamente es su casa. Personas como ella merecen una muerte parecida al crimen que cometieron.
Así calor, la noche no refrescaba tanto como se planeaba, más bien retenía el calor en la ciudad.
Entre en silencio, su pecado era lo único que me movía esa noche.
Estaba acostada en el piso, tratando de calmar su calor. Llevaba solo los interiores. Su cabello suelto y a su lado un ventilador y un baso.
Entre por la ventana, ella estaba mirando la TV, camine sin hacer ruido alguno. Forme un puño y golpee lo más fuerte que pude su cabeza.
Tomo algo más de tiempo, no cedió a la primera, tuve que darle varios hasta que ya no pudo levantarse más. No pude ver mi rostro, pero sentí algunas gotas de su sangre. Los sentimientos de felicidad no los puedo describir.
Lo primero que hice fue voltear la. Su nariz y boca sangraban, pero su mejilla sangraba más. Parecía un cadáver que aun emita calor, no pude evitar reír, me empezaba a doler mucho la panza por toda esa risa. Trate de calmarme, respiraba profundo, estaba muy feliz y triste, no para de pensar, en que tiene que pagar. Ah pero patéticos pensamientos. Por suerte recordé que traía una larga soga. Tome sus tobillos primero, la ate y jale bruscamente asía la cocina. Empece a mover todo lo que pude, por suerte en la cocina había una mesa en el centro, tire todo al piso. Tome su cabello y unos de sus brazos, la subí, no era pesada ni ligera. Una vez arriba termine de atarla.
Solo falta esperar a que despertara, fui a la sala a leer el libro que traje, tenia que ser un trabajo perfecto, oh si, antes de irme, mire más a detalle la cocina, había un juego de cuchillos, entre ellos uno largo y fino, lo tome, clave su punta en mi dedo, lo reconocí, es el mismo que uso. No dude, lo al se y lo clave en el codo.
Una bella escena sin duda, el como se retorcía y gemía lentamente en la mesa. Parecía una de esas escenas donde se declaran sentimientos mutuos, el chico dice que la ama y ella sonrojada dice si. Pero aquí no hay amor, ni de mi parte ni de ella.
Suspire cuantas veces fuese necesario y me retire. Al llegar a la sala, preste atención a la pantalla del televisor un documental de animales, de ballenas para ser más precisos, al parecer era un cinta de cuando las casaban.
Continua...
Dame de la Lune