Oh! mi fiel siervo, danzando por los aires sin la restricción de mis piernas.
Cuando tu alas caigan y tu ser se desmorone, seré yo quien vea como se desasen y caen por encima de mi, alzando mis brazos con la esperanza de que no caigas. Y una vez que estés en ellos aceptare tus lágrimas y gritos de desesperación, dejándote y juntando nuevamente tus plumas para que de la tierra te separes y vuelvas a danzar para mi.
Y traigas aquella sonrisa que enamora mi corazón.