Toco su cabello y su piel como si seda fuera, con las llemas para no romperla y sentirla. El calor que produce es suficiente para que mi cuerpo no se congele.
-Estas despierto
-Si
-Ya es tarde, levántate.
Lo mismo se repite día tras día. Cada vez tengo más y más miedo que ese sueño se vuelva realidad. Me aferro a que nada pasara, y sigo mi camino junto con ella.
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