Tan
delicioso, tan doloso, no puedo evitar el deseo de
ingerir nuevamente esa droga para mí, sentir como recorre lentamente mi cuerpo
las heridas desaparecen pero, el dolor sigue, el tacto de mi mano en mi piel es caliente, pero, ya está azul con un
toque morado, mis ojos ya no derraman lagrimas. Veo como vapor de mi boca choca contra los cristales formando gotas de
agua, al lamer el cristal, tienen un toque de salado y algo dulce. Una sensación
asquerosa recorre desde mi estomago a mi boca era inevitable vomitar, no lo
permito salir y me vuelvo a tragar. Cansada caigo al suelo, mi respiración en cada vez más y más agitada. Tomo poco
aire y grito, el viento pega en mi cara, me levanto y sigo caminando por las
calles.
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